(La información es de Gizmodo)
Un fracaso que parecía el fin de la saga
En Hollywood, es común que los grandes fracasos se olviden rápidamente, especialmente si se trata de franquicias que aspiran a múltiples entregas. Sin embargo, en el caso de Las crónicas de Riddick, la historia fue diferente. Esta película, estrenada hace 20 años como una secuela de Pitch Black, fracasó rotundamente en taquilla, pero su protagonista, Vin Diesel, no permitió que eso fuera el final.
Las crónicas de Riddick llegó con grandes expectativas y un presupuesto colosal para la época. La primera entrega, Pitch Black, había costado 23 millones de dólares, pero su secuela se disparó hasta los 120 millones. Universal apostaba a que esta película sería su próxima gran franquicia de ciencia ficción, confiando en el éxito de Diesel tras su creciente popularidad.
Sin embargo, a pesar de las ambiciones del director David Twohy y el imponente presupuesto, la recaudación mundial de 115,9 millones no fue suficiente para compensar los gastos. Además, su estreno fue opacado por la llegada de Harry Potter y el prisionero de Azkaban, lo que impidió que alcanzara el primer lugar en la taquilla estadounidense.
Vin Diesel y su jugada maestra
Tras el fracaso, parecía que la saga estaba condenada al olvido, con la animación Las crónicas de Riddick: Dark Fury siendo el último proyecto vinculado a la franquicia. Pero Diesel tenía otros planes. En ese momento, Universal quería que el actor apareciera en la tercera entrega de Fast & Furious, que atravesaba un momento difícil. Diesel, en cambio, quería hacer una tercera película de Riddick y, aunque ofreció 10 millones de dólares por los derechos, Universal se negó.
Finalmente, Diesel aceptó hacer un breve cameo en la tercera entrega de Fast & Furious:, y a cambio, Universal le cedió los derechos de Riddick. Para la productora, era un proyecto inservible, pero para Diesel, era la oportunidad de revivir la saga.