(La información es de La Tercera.com)
“Teníamos harto miedo”, admite Gino Mella (23) al recordar el momento en que lanzó la noticia que lo marcó esta temporada; su primer Movistar Arena. En principio sería solo un concierto, pero las cosas tomaron un giro con peripecia y terminó realizando tres presentaciones sold out entre el 14, 15 y 17 de noviembre, en el recinto emplazado en el Parque O’Higgins. Un hito absoluto para un cantante chileno. Es cierto que Los Tres realizarán 4 presentaciones en el mismo lugar en 2024, pero estas se fueron sumando en el camino. En el caso de Gino todo ocurrió en menos de lo que tarda en pronunciar su nombre.
“Yo estoy comenzando a sonar en Chile -cuenta a Culto en un café en Providencia-. Entonces, se hubiese visto muy feo, si no lo hubiera llenado. Hubiese sido un fracaso. Entonces tenía ese miedo a quedar mal, porque yo todavía no asumía todo esto que estaba pasando en mi vida”.
Exponente del género urbano, la carrera de Gino Mella ha ido en crecimiento. Con temas como El amor de tu vida o Tay Papo, se ha mostrado como un exponente del reggaetón romántico, los “carros”, como se les llama en la jerga del género. Una propuesta mucho más cercana al pop, que comenzó a mostrar en discotecas, hasta llegar a la ruta de los eventos masivos. También fue parte de TVN records y una de sus canciones, Al Ritmo del Amor apareció en la telenovela Caleta del Sol (2014), del canal público.
Este año, el sanmiguelino se sumó al carril exitoso de los cantantes urbanos. Estuvo entre los 10 artistas más escuchados en Chile en Spotify, además de ser el quinto chileno con más reproducciones en la misma plataforma. Por eso, necesitaba un hito para marcar la temporada. “La gente me estaba pidiendo un concierto -recuerda-. Teníamos pensado un Caupolicán, quizás un Monticello, pero yo dije, el Movistar es lo que está preparado para los artistas. Decidí lanzarme. Nunca pensé que iban a ser tres, de hecho, yo iba a ser muy feliz si hacía uno completo”.
Pero la sorpresa fue mayúscula al vender el primero de los shows en menos de veinte minutos, con 50.000 personas en la fila virtual. “Y ahí dijimos sí o sí tenemos que sacar un segundo, por la cantidad de gente que había en la fila -sigue Gino-. Lanzamos el segundo y había la misma cantidad de gente en la fila virtual. Luego me dicen que tenemos que lanzar el tercero y ahí ya tenía más miedo porque decía ya, todo es un gran éxito, pero si lanzo el tercero y no se llena sería fome”.
Antonio Espinosa (30) el mánager que trabaja con Gino desde hace ocho años, todavía se nota sorprendido al rememorar la hazaña. “Fue algo súper difícil para lanzarse. No había mucha credibilidad por varios lados a la hora de hacer un Movistar con Gino. Eso sí, la gente de la productora con que hicimos los Movistar creyó más, pero nunca pensé que íbamos a llenar tres. Incluso quisieron hacer un cuarto, pero lo dejamos ahí. Quisimos quedarnos con tres para terminar bien, porque un cuarto ya era más riesgoso”.
Desde ese momento, Gino Mella comenzó a preparar sus shows. Se entrenó con vocal coach y sumó minutos con presentaciones en vivo para afinar el repertorio. “Lo que me daba miedo era cansarme muy rápido, porque los shows en disco son de media hora, 45 minutos, y este show era de dos horas. Aparte no es solo las dos horas que tú estás cantando ahí, sino que cuando estás arriba del escenario, la gente absorbe tu energía. Tampoco es que yo esté corriendo como un loco, pero esa exposición te consume mucha energía, uno sale muy cansado”.
En esas noches, Mella además presentó canciones inéditas, como el remix de Madre mía (la que dedicó a su madre, presente en el Movistar junto a su padre) y De la p*ta, una colaboración junto a Jairo Vera. Junto a su equipo diseñó diferentes momentos, incluso con una cama en el escenario para recrear una habitación. “Son ideas que tomo de los gringos, gente como Kendrick Lamar y Kanye West, sus shows son demasiado diferentes y eso me gusta. Entonces dije, me gustaría que el show tenga una interpretación teatral, porque yo siento que mi música transmite mucho y el teatro también transmite harto. A veces con la iluminación con silencios, con momentos, eso transmite el teatro, es muy bonito”.
Un momento que llamó la atención fue la presencia en el escenario del pastor Alexis Morales, quien marcó un momento emotivo al pronunciar un breve discurso a los presentes. Gino Mella es creyente y lo plasma no solo en sus shows, sino también en su cuerpo. En el brazo derecho, luce un llamativo tatuaje del rostro doliente de Jesucristo coronado de espinas, además de la palabra “Amén”. “Yo siento que tenía que honrar a Dios en mi concierto. Soy muy creyente y dejé mi carrera en manos de Dios. Entonces, entendí muy bien que mi propósito era que Dios me iba a dejar en lo alto y cuando estuviera en lo alto, lo iba a honrar. Los tres Movistar fueron una bendición, así que tenía que honrarlo”.
“Aparte, yo voy a la iglesia y ese pastor es con el que tengo más relación, con el que me veo en la semana para hablar de mis cosas y orar por problemas más íntimos -sigue-. Entonces, quise invitarlo y la gente lo respetó. Yo sé que hay muchas personas que quizás no son creyentes o quizás son de otras religiones o quizás no creen en la iglesia, pero fue bonito que lo respetaran”.
Mella no viene de una familia particularmente religiosa, más bien fue un interés que abrazó en el camino. “Mi abuela, mi bisabuela, se la pasan en la iglesia orando, pero mis padres y los más cercanos no van a la iglesia. Yo empecé a ir de grande, como a los 21 años, porque me hacía mucho sentido con cosas que tenía adentro mío. Un amigo me mostró la palabra de Cristo, pero como un par, como un amigo. Ahí yo le tomé mucho más sentido a todo lo que estaba pasando en mi vida, a mis propósitos. Es una manera de botar lo que yo tenía adentro también”.
Talento de barrio
La de Gino Mella es una historia de persistencia. Oriundo de San Miguel, cuna de ilustres de la música chilena, creció escuchando a Movimiento original y a salseros como Jerry Rivera y Héctor Lavoe. Pero si hubo un momento que lo marcó, fue ver Talento de barrio (2008), la película de Daddy Yankee. “Y me gustó como era esa vida -dice-. Yo no me imaginaba en una oficina, siempre me sentí súper creativo, entonces necesitaba botar todo eso que tenía en mi mente constantemente”.
Así comenzó a escribir canciones y a cantar. “Yo partí cantando a los 13 años y comencé de manera profesional, quise hacerlo así desde que partí. En mi colegio nunca canté porque me daba vergüenza, pero sabían que cantaba porque lo subía a las redes sociales. Partí cantando en otros colegios, me llamaban a bingos, cosas así”.