(La información es de Business Insider)
Entre los retos se encuentra la escasez de datos para el entrenamiento de modelos de inteligencia artificial, pero las startups están utilizando modelos de negocio creativos.
El sector de la robótica está experimentando una transformación significativa gracias a una nueva rama de la inteligencia artificial conocida como «inteligencia espacial» y gigantes del capital riesgo como Khosla Ventures, Andreessen Horowitz o General Catalyst han respaldado recientemente a multitud de startups que están construyendo robots capaces de razonar y procesar datos visuales.
La inteligencia espacial permite a los robots navegar e interactuar con su entorno de forma más eficiente, lo que significa que pueden realizar tareas más complejas con mayor precisión y adaptabilidad.
Aunque los robots llevan décadas utilizándose, en general no han sido muy «inteligentes». Se trata de herramientas que destacan en tareas repetitivas en entornos controlados y sin sorpresas.
La próxima generación de robots será capaz de sentir, ver, tomar decisiones y actuar en función de sus objetivos y del entorno.
Pongamos un ejemplo, como enroscar una tapa en un tarro. En la robótica tradicional, las tareas podrían requerir varias máquinas programadas individualmente para coger un tarro, colocar una tapa y enroscarla bien. El robot podría tener problemas para completar la tarea si algo fuese mal con la tapa, el tarro o la colocación de ambos.
Sin embargo, con la inteligencia espacial, un usuario podría decirle a una sola máquina en lenguaje simple, en lugar de a través de código, que enroscase una tapa en el tarro. La máquina, a su vez, interpretaría esta petición, aprendería por sí misma a enroscar una tapa observando a una persona, un vídeo de YouTube u otro robot, y luego completaría la tarea, además de repetir ese mismo proceso para cualquier otra petición que haga el usuario.
«En los últimos dos años, la llegada de los LLM [grandes modelos lingüísticos, por sus siglas en inglés] ha supuesto un gran avance en el entrenamiento de robots y el mercado es inmenso», asegura Howard Morgan, presidente de la firma de inversión B Capital Group.
Morgan explica que, a medida que se desarrolle la inteligencia espacial, los robots podrán aprender por sí mismos a realizar diversas tareas, en lugar de que un ingeniero desarrolle una máquina altamente especializada que solo pueda hacer una cosa.
«Por primera vez, se puede hacer frente a la ambigüedad y la aleatoriedad que la vida conlleva y para la que los robots no solían encajar», ha expresado Max Rimple, inversor de General Catalyst. «La IA supone un enorme desbloqueo en el que los robots también pueden utilizarse para tareas que la gente nunca pensó que pudiesen hacer y para las que pudiesen ser útiles».