(La información es de La Tercera)
Sam Altman vuelve a estar al frente de OpenAI, días después de que la junta directiva lo destituyera abruptamente. Casi todo lo demás sigue en el aire.
El acuerdo alcanzado el martes por la noche de la semana pasada para restituir a Altman como CEO está muy lejos del objetivo final que quería alcanzar tras un fin de semana de intensas negociaciones. Según personas familiarizadas con el asunto, Altman había presionado para que se formara un nuevo grupo de directores -construido sobre las cenizas de los directores que le despidieron- y quería volver a formar parte del directorio él mismo.
En cambio, Altman no estará en el directorio reconfigurado, y uno de los directores que lo despidieron sigue allí.
El martes por la noche, la empresa anunció un nuevo directorio inicial formado por Bret Taylor, excodirector ejecutivo de Salesforce; Larry Summers, exsecretario del Tesoro; y Adam D’Angelo, director ejecutivo de Quora y único miembro del antiguo directorio.
La junta anterior y Altman también acordaron una investigación independiente sobre su conducta, el proceso que la junta utilizó para destituirlo la semana pasada y sus consecuencias, informó The Wall Street Journal. Cuando el directorio anunció la marcha de Altman, alegó falta de franqueza en sus comunicaciones, sin dar más detalles.
La inusual estructura corporativa de OpenAI, en la que un directorio sin ánimo de lucro gobierna una rama empresarial que ha recaudado dinero de inversionistas externos, se mantendrá por ahora. Según los estatutos actuales de la empresa, la única responsabilidad del directorio es garantizar que la empresa desarrolle sistemas de inteligencia artificial beneficiosos para la humanidad, incluso si eso significa acabar con los beneficios de los inversionistas.
El nuevo directorio inicial tiene mucho que resolver en los próximos meses. Se le ha encomendado la tarea de nombrar a los directores de un directorio ampliado y probablemente explorará cambios sustanciales en la estructura de gobierno de OpenAI, dijeron personas familiarizadas con el asunto. La mayoría de los inversionistas y ejecutivos de OpenAI esperan nuevos controles y equilibrios que limiten la capacidad de la junta para destituir tan abruptamente a un fundador y poner en peligro miles de millones de dólares en valor empresarial.
Mientras la empresa debate su futuro, esto es lo que está en juego para los actores clave.