(La información es de Meteored)
La inteligencia artificial ya tiene su “reina de belleza”. Esta semana, la influencer marroquí Kenza Layli obtuvo la corona como Miss IA 2024. En sus redes sociales agradeció a sus seguidores por el “inquebrantable apoyo” y declaró estar “muy emocionada” por el premio.
Aunque, claro, difícilmente pueda sentir esas emociones -al menos no en el modo humano de la experiencia-, ya que Kenza no existe en la realidad física. Es una representación digital creada por la agencia Phoenix AI, en base a inteligencia artificial.
La influencer de estilo de vida usa hijab y tiene un perfil en redes similar al de cualquier influencer de carne y hueso, donde exhibe sus comidas, viajes, da consejos de bienestar personal e incluso muestra sus encuentros con otras inteligencias artificiales.
La agencia Fanvue organizó el concurso World AI Creator Awards (WAICA), para reconocer los avances de los desarrolladores de IA en todo el mundo. Para participar, había que ser el creador de una modelo producida por IA y tener más de 18 años. Se presentaron más de 1500 aspirantes.
Las otras finalistas fueron Lalina Valina, de Francia, y Olivia C, de Portugal. Todas son representaciones digitales creadas con programas como DALL-E 3, Midjourney o Stable Diffusion, de Open AI. Sus discursos y posteos son generados por programas como ChatGPT.
El jurado fue híbrido: dos humanos y dos inteligencias artificiales. Sally-Ann Fawcett, autora de libros sobre concursos de belleza; Andres Bloch, asesor de relaciones públicas. Aitana López y Emily Pelligrini, ambas creadoras de contenido nacidas de la IA.
El jurado evaluó a las candidatas en tres dimensiones. Su aspecto “físico”; su desarrollo tecnológico (cuanto uso hacen de las herramientas) y su influencia social, medida en cantidad de seguidores y en el alcance de sus interacciones y contenidos. Además, las postulantes respondieron a preguntas típicas de los antiguos concursos de belleza, como “si pudieras tener un sueño para hacer del mundo un lugar mejor, ¿cuál sería?”.
Kenza obtuvo la mejor puntuación en las dimensiones y su creadora, Myriam Bessa, ganó los 13 mil dólares de premio, además de una tutoría en tecnología de IA y servicios de consultoría en relaciones públicas.
Aitana López, jurado del certamen dijo al New York Post que Kenza “triunfó no sólo por su belleza y compromiso con causas sociales, sino también por su “gran armonía facial” y la “excelente calidad en los detalles de las manos, los ojos y la vestimenta”.
Polémica y preocupación: la belleza artificial de la inteligencia artificial
El concurso en sí mismo y las características de la ganadora generan controversias y preocupación, tanto en espacios activamente feministas, como desde la psicología, la sociología e incluso los mismos expertos en nuevas tecnologías.
Según indicaron, además de lo anacrónico que resultan los concursos de belleza, se suma el hecho de que la ganadora coincide en su aspecto con los cánones de belleza hegemónicos, que se intentan dejar atrás.
Tiene facciones simétricas, su piel es perfectamente lisa, es delgada y joven. La única característica que se aleja de los modelos clásicos es que no es blanca.
“Estas herramientas están pensadas para reproducir y ampliar modelos existentes en el mundo. No están hechas para desafiarlos, incluso si se venden como herramientas que mejoran la creatividad. Están capturando las normas de belleza existentes que tenemos, que son activamente sexistas, activamente gordofóbicas, activamente coloristas, y luego las están recopilando y reiterando», dijo a la CNN Kerry McInerney, investigadora del Centro Leverhulme para el Futuro de la Inteligencia de la Universidad de Cambridge.
“¿Qué parámetros estamos usando para evaluar la belleza de una persona? Creo que el límite estará en las legislaciones que puedan regular este avance, el tema de la privacidad de datos, y cómo se entrenan los modelos”, dijo Layla Scheli, ingeniera en sistemas y experta en inteligencia artificial. ”Hay un riesgo enorme, es muy importante que haya un marco legal”, agregó la experta.
Aunque es la primera edición de un concurso de este tipo, los “seres” creados con inteligencia artificial existen desde hace ya algunos años. Muchos de ellos tienen posiciones políticas y millones de seguidores. Con lo que las consecuencias sociales y culturales de estas tecnologías resultan incalculables.