(La información es de Francisco Corvalán, La Tercera)
En la próspera Patagonia de la década de 1930, la industria de las pieles llegó al sur de Chile como un lucrativo negocio. Fue así que cientos de visones americanos (Neovison vison)fueron introducidos al país para fabricar abrigos a partir de su pretendido y lustroso pelaje. Sin embargo, este negocio no prosperó y los animales fueron echados a su suerte, adentrándose en la vida silvestre y provocando estragos para la fauna sureña.
Nada, bucea, trepa árboles y se escabulle por el terreno. Esta especie, pariente del hurón, mide entre 50 y 60 centímetros no pesa más de un kilo. Sin embargo, su apetito es voraz. Caza aves nativas y de corral. Cuando entra a un gallinero, el visón es capaz de matar al grupo de gallinas por completo. También se alimenta de peces, anfibios, crustáceos, insectos y mamíferos incluso más grandes que él.
No solo amenaza especies endémicas al depredarlas, sino que también el visón es conocido por transmitir enfermedades como la gripe aviar y el Covid-19. Incluso, científicos se inclinan a decir que podría ser un vector de transmisión para una nueva pandemia.
Un reciente artículo publicado por la Sociedad Americana de Ciencias, realizado por Thomas Peacock y Wendy Barclay, del Departamento de Enfermedades infecciosas del Imperial College London, resaltó el peligro que conlleva, tanto la crianza de este animal para la industria peletera, como también la amenaza que provoca el visón a la fauna y a la población humana.
“Al igual que con cualquier cultivo intensivo, el cultivo de pieles se lleva a cabo en un entorno animal de alta densidad que permite la rápida propagación de virus con potencial pandémico y la adaptación del virus a los animales que es poco probable que ocurra en la naturaleza”, expresaron los científicos en dicho artículo.
Según advierten Peacock y Barclay, para los patógenos virales con potencial pandémico, la biología de los visones los posiciona como una especie de la que pueden evolucionar adaptaciones peligrosas hacia la infección humana. Los visones son muy susceptibles a la infección por varios virus que también infectan a los humanos. A fines de 2020, las agencias gubernamentales y los académicos de Europa y Norteamérica documentaron que los visones de granja se habían infectado con el SARS-CoV-2, virus causante del Covid-19.
La evidencia de virus adaptado al visón que se propaga a las comunidades locales demostró aún más las deficiencias en la bioseguridad de la industria. Con esto en mente, los Países Bajos cerraron la producción de visones por completo, por ejemplo. Dinamarca, en tanto, debió sacrificar a más de 17 millones de ejemplares por un foco de SARS-CoV2 en sus granjas. No obstante, muchos países continuaron criando visones durante la pandemia, y otras naciones reanudaron su actividad luego de que disminuyeran los estragos pandémicos.
Hay eventos recientes, incluso con la pandemia del SARS-CoV2, en que estas granjas de producción de animales han tenido brotes importantes de este virus. Recientemente uno en España tuvo un brote importante de influenza aviar.“Quizás, en ese contexto, sí es importante tener más regulación y empezar políticas internacionales sobre la producción de animales de este tipo, que sabemos que sí son susceptibles a infectarse con virus que son de importancia, y potencialmente devastadores para la salud humana, de que no se sigan produciendo”, agrega el virólogo de la Red UC-Christus, Dr. Rafael Medina.
Los virus SARS-CoV-2 han seguido circulando en visones de granja. De acuerdo a recientes estudios, estos virus con frecuencia pasan desapercibidos porque los animales suelen mostrar pocos signos clínicos. Muchas de las cepas de SARS-CoV-2 presentes recientemente en visones ya no se encuentran en humanos. No obstante, el hecho de que estos reservorios animales evolucionen un una trayectoria distinta a las variantes circulantes en humanos los hace una “bomba de relojería” para el resurgimiento de una nueva epidemia.
Aún no se entiende totalmente por qué se generan estas mutaciones. “Puede ser, quizás, por esa misma característica de la alta concentración de animales, en el caso de las granjas de visones”, complementa Medina. Lo que sabemos es que si un virus, que no está adaptado a mamífero, empieza a mutar y a adaptar propiedades para infectar y transmitir a otros mamíferos, “eso ya es un gran riesgo para que el virus salte a humanos y que pueda generar una epidemia o potencial pandemia”, advierte el especialista.